“En la tarde gris, los picuales llegados de las tierras del Este avanzan con sus portes robustos y sus copas grandes y verdes, el sonido de sus hojas cascabelea a golpe de viento como si millones de cobras se agitaran al unísono, del Oeste llegan los imparables los hojiblancos, dotados de sus plateadas copas, cuyos destellos parecen unirse en una sola luz como un gigantesco escudo. Entretanto, los picudos que por allí habitan, permanecen observantes a la espera de tomar partido por uno de los dos contendientes. Los pájaros sobrevuelan las torres que se levantan en las altas cumbres. De repente… ambos ejércitos se encuentran cara a cara, y en una lucha por el territorio, batallan y quedan mezcladas hasta el fin de los tiempos…”

(Felipe Augusto Agudo Herrero)

Y es que con una historia como esta, propia de las batallas de otra época podemos relatar lo que sucede en la subbética, tierra donde confluyen y se funden estas dos variedades, unidas a otras minoritarias que se encuentran en la zona, como la pajarera, la picuda o la chorrúa. Esta Comarca se encuentra en el sur de Córdoba, en pleno corazón de Andalucía, situada a una hora de la Costa del Sol, Granada, Córdoba o Jaén.

A los pies de este sistema, circula la vía por el antiguo itinerario del «tren del aceite», antigua línea ferroviaria Puente Genil-Linares, que dejo de circular en 1985. Es quizá una de las vías verdes más bonitas que he tenido la oportunidad de visitar, y que con una longitud de 57,30 kilómetros, une el viaducto del río Guadajoz cerca de Luque con las Navas del Selpillar.

Mapa Vía Verde

 

Los municipios por los que trascurre la vía son : Luque, Zuheros, Doña Mencia, Cabra y Lucena.

Estas localidades muestran al senderista o ciclista, su carácter defensivo, luciendo imponente sus castillos y torres amuralladas. Salpicando el camino encontraremos además numerosos puentes y viaductos.

La vía circula sobre un paraje que hará las delicias de oleoaficionados y oleocultores, ya que gran parte de la vegetación presente está conformada por nuestros queridos olivos.

Sin embargo, no son solo los olivos los que nos indican que nos encontramos en una tierra oleícola, en nuestro caminar nos topamos con elementos que nos lo recuerdan, como es el caso de una prensa de almazara y sus portacapachos, situada a la orilla del camino.

El camino es fácil de llevar puesto que en las construcciones de los trayectos ferroviarios, siempre se intenta salvar los desniveles.Pero si alguien se cansa o quiere refrescarse, existen numerosos puntos de descanso, miradores y fuentes en el trayecto.

Dentro de la vía se han reutilizado las construcciones y elementos de la antigua línea ferroviaria, como pueden ser las estaciones para centros de turismo o las antiguas casetas que se han convertido en centros de interpretación o museos.

En nuestro caso, decidimos hacer el recorrido a pie, y por el tiempo con el que contábamos decidimos hacer el trayecto de Luque a Doña Mencía. Pero no puedo negar que nos hemos quedado con ganas de recorrer toda la ruta en bicicleta. Esto no es muy difícil de conseguir ni de organizar, puesto que a lo largo del trayecto existen puntos de alquiler de bicis, que puedes dejar en cualquier otro punto autorizado de la ruta.

Es totalmente recomendable visitar cualquiera de los pueblos por los que transcurre la ruta, ya sea mientras se realiza el recorrido o bien al empezar y acabar nuestra senda. En nuestro caso, acabamos en la estación de Doña Mencía, estación muy relacionada con el mundo oleícola (podemos ver en su recinto molinos de empiedro y un montón de elementos dedicados a la producción de aceite), además de ser por si misma una joya ferroviaria, ya que se trata de una estación totalmente conservada.

Decidimos comer en la estación de llegada, hay que reconocer que el senderísmo abre mucho el apetito. Y para ello reservamos en el restaurante que hay en la misma antigua estación de Doña Mencía, totalmente recomendable.

De la experiencia nos podemos quedar con un montón de cosas, los paisajes, la naturaleza, los sonidos, las estaciones que te trasportan a otras épocas, la maravilla de pueblos que recorres, pero sobre todo con lo que nos quedamos es con la compañía de los buenos amigos, sin los cuales, esta ruta no hubiera sido lo mismo.

 

¿Y TU?

¿CONOCÍAS ESTA VÍA?